Hemos llegado al final de este estudio preliminar biográfico de fray Lope de Olmedo basado en materiales inéditos de una investigación en curso, expuesto de manera divulgativa.
He pretendido hacerlo con el rigor de una investigación científica, indicando desde el principio la metodología, las fuentes y la bibliografía en las abundantes citas. También los objetivos: la reconstrucción del relato biográfico de fray Lope de Olmedo, intentando resolver las múltiples confusiones al respecto. He planteado diversas hipótesis a lo largo de las entregas: ¿por qué entró en religión? ¿Por qué ingresó en la vida monástica a la edad de 45 años? ¿De quién fue la iniciativa de la expansión de su orden en Italia? y el hecho de que, si Lope no pudo desarrollar su proyecto monástico tal como lo había diseñado por obediencia al papa Martín V y, por él, a la Iglesia. Hipótesis que he tratado de ir respondiendo, pero sobre las cuales queda mucho aún por esclarecer.
Las fuentes documentales consultadas aparecían citadas en trabajos bibliográficos, excepto las localizadas en la biblioteca del Monasterio de El Escorial, que han añadido datos muy importantes sobre la nueva orden de Lope y el contexto de rechazo con el que se debió encontrar.
Muy brevemente, me gustaría mencionar dos aspectos. La Dra. María Narbona me hizo llegar un interesante artículo del prestigioso medievalista Martin Aurell sobre los dos riesgos principales de la biografía como género historiográfico. Aurell explicaba por qué la biografía había sido un género denostado por la historiografía hasta un tiempo muy reciente y cuáles son sus principales peligros: 1) el psicologismo (suponer por qué el sujeto actúa o decide como lo hace) y 2) la irrelevancia del personaje (que la historia global de los acontecimientos oculte al personaje).
Sobre el segundo riesgo, creo haberlo evitado al narrar eventos tan complejos y apasionantes como el Compromiso de Caspe, en que he tratado de no “perder” a Lope entre tantas figuras históricas relevantes. En cuanto al primer riesgo, aventurar la psicología del personaje, creo también haber sido prudente. Pero me he reservado hasta el final la exposición de un breve perfil psicológico de Lope realizado por la psicóloga Mireia Grau, puesto que disponemos de suficientes escritos propios de fray Lope que un profesional puede reconocer rasgos de su personalidad. Fue el P. Javier Olivera Ravasi quien me hizo pensar en recurrir a esta labor interdisciplinaria, cuando en su obra “Luterándonos” analizaba la personalidad del hereje Martín Lutero a partir de sus propios escritos.
Mireia Grau describe así la personalidad de fray Lope en base a escritos de su puño y letra (según su testamento vital, la carta que envió en 1418 al arzobispo Sancho de Rojas y su carta a los detractores de su Regla de San Jerónimo): “Según la documentación facilitada, el señor Lope González de Cotes muestra una personalidad sólida, marcada por la disciplina, la convicción y un elevado sentido de la responsabilidad. Su pensamiento y conducta reflejan la influencia del marco religioso y monástico en el que se desenvuelve, lo que configura su cosmovisión y su manera de relacionarse con los demás. Lope presenta un alto grado de autodisciplina y adhesión a normas establecidas, lo que sugiere un patrón de personalidad con tendencia al autocontrol y la rigidez normativa. Su vida monástica refuerza una estructura de comportamiento orientada al deber, la obediencia y la tradición. Su discurso indica una identidad construida en torno a la fe, lo que le otorga seguridad y coherencia en su actuar.
Cognitivamente se caracteriza por el análisis detallado y la argumentación estructurada. La solidez con la que defiende sus posturas y su capacidad de rebatir críticas sugieren una mente lógica, con alta capacidad de razonamiento y un marcado pensamiento abstracto. Este rasgo, junto con su profundo conocimiento teológico, le permite asumir un rol de liderazgo intelectual dentro de su comunidad.
Por otra parte, se muestra como una persona justa, tanto en el ámbito doctrinal como en asuntos personales y familiares. Su intervención en temas financieros y de derechos heredados indica una personalidad que no deja de buscar soluciones concretas ante situaciones que percibe como injustas. Este rasgo combina pragmatismo con un fuerte compromiso con la equidad.
El apego a su comunidad y su respeto por la jerarquía reflejan una marcada necesidad de pertenencia y reconocimiento dentro de su grupo social. Su liderazgo en la orden de San Jerónimo y su insistencia en que las decisiones sean tomadas bajo su supervisión revelan un sentido de responsabilidad, pero también una posible necesidad de control dentro del marco normativo que rige su vida.
A lo largo de sus escritos, se observa una notable capacidad de resiliencia. Su disposición a aceptar las pruebas como parte del designio divino sugiere un estilo de afrontamiento basado en la espiritualidad y la aceptación. No obstante, en ciertos fragmentos se detecta frustración cuando sus esfuerzos no son valorados, lo que puede indicar una lucha interna entre su entrega incondicional y la necesidad de reconocimiento.
Se puede observar que Lope se percibe a sí mismo como un defensor de la fe y de la ortodoxia monástica. Su actitud en la argumentación y la refutación de críticas revela cierto orgullo intelectual y un fuerte sentido de misión. No solo responde a los detractores, sino que se esfuerza en reafirmar su posición con solidez doctrinal, lo que indica una identidad construida en torno a su papel como guía y protector de la verdad religiosa.
Como conclusión el señor Lope González de Cotes representa un perfil psicológico caracterizado por la disciplina, la convicción doctrinal y una marcada orientación hacia la justicia. Su vida monástica y su rol en la orden jerónima han moldeado una personalidad donde la fe, el conocimiento y la responsabilidad se entrelazan para darle sentido a su existencia. Su pensamiento estructurado, su apego a la jerarquía y su resiliencia le permiten sostener su misión con determinación, aunque en ocasiones aflora una lucha interna entre la aceptación de la voluntad divina y la necesidad de reconocimiento personal”.
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Agradezco inmensamente a Javier Arias y a InfoVaticana la oportunidad de ir poniendo por escrito los resultados preliminares de esta investigación. Me ha resultado de gran ayuda para poner orden en la vasta documentación, bibliografía e información general y valorar las posibilidades de continuidad de la investigación.
Poner en valor la figura de fray Lope de Olmedo me parecía un deber de justicia. Las vidas de los santos, aun de aquellos que no han sido elevados públicamente a los altares, es una inspiración para todos los bautizados. Le pido su intercesión para alcanzar a ver la luz eterna y la tremenda majestad de Dios.
Gracias también a todos los que, con paciencia y comprensión, han ido siguiendo estas entregas. Quedo a su disposición en el correo abellan.pilar3@gmail.com.
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