(XXVII) 1426 - 1428: Las cartas de fray Lope de Olmedo al abad Gomes Eanes. Vicisitudes de una investigación en curso
Comencé la investigación sobre fray Lope de Olmedo en la tórrida canícula de 2020. Pero después de tres cursos de doctorado en la Universitat de Barcelona, la abundancia de material y la incapacidad para poner orden y articularlo me llevaron a abandonar la Academia y continuar la investigación por mi cuenta.
Estaba, además, la cuestión del lugar de Dios en la historia de los hombres y la imposibilidad de plantear la posibilidad de Su actuar debido a las mismas limitaciones de la Historia como disciplina científica.
Agobiada por el abundante material y bloqueada, sin saber por dónde comenzar a escribir, se me ocurrió comenzar con el relato de la vida de Lope de Olmedo, inspirada en los escritos del P. Custodio Ballester sobre el Papa Luna en el portal Germinans Germinabit, a la manera de una estructura cronológica de fechas y hechos que me permitieran posteriormente revisar y añadir datos y plantear enfoques de aproximación al personaje. Propuse el tema a la dirección de InfoVaticana y su respuesta fue una extremadamente positiva y generosa acogida a la iniciativa.
Las publicaciones comenzaron el 25 de febrero de 2024. No sabía el tiempo que iba a llevar. Tenía solamente el objetivo inicial de alcanzar el año 1424, puesto que 2024 significaba el sexto centenario de la fundación de la orden monástica de Lope. Empecé a escribir cada entrega para su publicación, sobre la marcha, intentando que tuviera una coherencia temática y cronológica. No había un plan detallado; solamente un esquema general. Durante la investigación, además, fui hallando nueva documentación, que en ocasiones confirmaba hipótesis planteadas o las desmentía, y así he intentado ir dando coherencia al relato, consciente de las repeticiones y pobre redacción en algunos episodios complicados de explicar.
El periodo de la vida de Lope que hemos llamado “tercera”, su vida como fundador de una orden monástica, se presuponía ya desde el inicio el más complejo para redactar, puesto que la única narración disponible es la biografía escrita por Dom Norberto Caymi en 1754, que a su vez se basa en la de Dom Pío Rossi, del primer tercio del siglo XVII. El objetivo de Caymi es fundamentalmente narrar la fundación y expansión de la orden en Italia, a lo que dedica el libro más amplio de los tres que forman su obra. Por una parte, no le interesan demasiado los detalles biográficos de Lope con anterioridad a su ingreso en la vida religiosa, con lo cual debíamos realizar ese trabajo recurriendo a la multitud de lugares dispersos en que se menciona a fray Lope, reconstruyendo los años que van de su nacimiento en 1370 a su ingreso en Guadalupe en 1415 casi como si realizáramos un puzzle. Por otra parte, existen lagunas, imprecisiones y errores en la obra de Caymi tanto para los años de fray Lope de Olmedo en la Orden de san Jerónimo (1415 – 1424) como para los años de su fundación monástica y hasta su muerte (1424 – 1433), por lo que era necesario también corregir los errores y añadir los datos que Caymi no ofrece.
Sin embargo, no había hallado nada a lo largo de este año de redacción que supusiera un reto tan importante para la investigación como las cartas dirigidas por fray Lope de Olmedo entre 1426 y 1428 al abad portugués Gomes Eanes. Por eso he decidido dedicarle esta especie de excurso, situado en el marco cronológico en el que nos hallamos con las publicaciones periódicas: el año 1426. Las cartas que fray Lope de Olmedo escribió a Gomes Eanes nos descubren datos de la tercera vida de fray Lope que desconocíamos y abren nuevos caminos a la investigación, que dependerán del hallazgo de documentación. Me parece muy interesante añadirlo, para mostrar las vicisitudes de una investigación en curso; y cómo un hallazgo documental o bibliográfico puede añadir nuevos caminos a la reconstrucción del itinerario vital y espiritual de un personaje que vivió hace seiscientos años. Las posibilidades de una fidedigna reconstrucción dependen del hallazgo o no de documentación y también de la habilidad interpretativa del historiador.
Agradezco enormemente la obtención de la noticia sobre la existencia de estas cartas al Dr. Joao Luís Inglês Fontes, de la Universidade Nova de Lisboa. Las 17 cartas de fray Lope al abad portugués forman parte de la colección de 550 cartas que diversos personajes dirigieron a este abad benedictino establecido en Florencia, figura clave del intento de reforma observante de la orden de san Benito en Portugal, que vivió durante tres décadas en Italia y fue abad de la Abadía Fiorentina (Monasterio de Santa María de Florencia) entre 1419 y 1439. La obra lleva por título “A Portuguese Abbot in Renaisance Florence: the letter collection of Gomes Eanes (1415 – 1463)" y fue editada en el año 2017 por la Dra. Rita Costa-Gomes, tras más de veinte años de investigación.
El libro de la Dra. Costa-Gomes contiene una muy interesante introducción sobre el personaje al que iban dirigidas las cartas y el contexto. En las 17 cartas recogidas en la colección que fray Lope dirigió a Gomes Eanes – siguiendo la numeración establecida por la Dra. Costa-Gomes-, con fechas entre el 17 de junio de 1426 y el 20 de junio de 1428, además de observar rasgos del carácter de Lope - cuyo perfil psicológico a partir de sus propios escritos intentaremos plasmar en una entrega posterior -, podemos destacar diversas cuestiones importantes, que deberán permanecer abiertas, a la espera de hallar documentación.
Por una parte, las cartas nos permiten situar a fray Lope en Roma en un periodo de dos años. Veamos, en primer lugar, la fecha y lugar en que fueron firmadas, siguiendo la numeración establecida por la Dra. Costa-Gomes:
1. Carta #52: San Alejo, Roma, 17 junio 1426.
2. Carta #66 (autoría dudosa de Lope, no confirmada): San Alejo, Roma, 1426.
3. Carta #74 (autoría dudosa de Lope, no confirmada): 1426.
4. Carta #75: San Alejo, Roma, 2 septiembre, 1426.
5. Carta #79: San Alejo, Roma, 17 septiembre 1426
6. Carta #119: San Alejo, Roma, 2 diciembre 1426.
7. Carta #129: Monasterio de Agnano, ¿Florencia?, 19 diciembre 1426.
8. Carta #153: San Alejo, Roma, 2 marzo 1427.
9. Carta #159: San Alejo, Roma, 23 marzo 1427.
10. Carta #160: San Alejo, Roma, 25 marzo 1427.
11. Carta #162: San Alejo, Roma, 31 marzo 1427.
12. Carta #182: San Alejo, Roma, 26 julio 1427.
13. Carta #184: San Alejo, Roma, 29 julio 1427.
14. Carta #243: San Alejo, Roma, 24 abril 1428.
15. Carta #245: San Alejo, Roma, 2 mayo 1428.
16. Carta #246: San Alejo, Roma, 21 mayo 1428.
17. Carta #251: San Alejo, Roma, 20 junio 1428.
A tenor de las fechas de las misivas, podríamos concluir que fray Lope, habiendo acudido a Roma en abril de 1426 llamado por el papa Martín V, permaneció allí muy probablemente hasta finales de julio de 1427. Existe entonces un paréntesis de nueve meses entre las cartas #184 y #243, en las que o bien Lope no escribió a Gomes Eanes o no se han conservado las cartas. El paréntesis no significa que Lope no estuviera en Roma durante esos meses de 1427 y 1428, pero es una posibilidad.
Por otra parte, vamos a mencionar algunas de las cuestiones más interesantes que hallamos en estas cartas en lo que respecta a nuestra investigación, pues aportan datos que desconocíamos e introducen replanteamientos en ciertas fechas que barajábamos:
1.-En la carta #52, firmada en Roma el 17 de junio de 1426, leemos que fray Lope dice al abad portugués: “Salí de mi tierra y dejé mi familia para venir a la vuestra por la petición que me mostrasteis de que permaneciera a vuestro lado. Vine pues, pero no os encontré, pero por deseo de vuestro hermano tomé un habitáculo en vuestro convento por un año, esperándoos, y por apostólica licencia llevando vuestro hábito de lana y demás parafernalia”. Por una parte, observamos cómo fray Lope dice a Gomes Eanes que salió de su tierra porque éste se lo pidió. Es la primera noticia que tenemos de ello en este estudio biográfico, y será necesario intentar tirar de este hilo. En segundo lugar, el hecho de que fray Lope residiera durante un año en un monasterio de Gomes Eanes, vistiendo su hábito (benedictino). Podría tratarse de los meses entre 1423 y 1424 en que Lope consiguió de Martín V la institución de su instituto monástico; Gomes Eanes había estado en Portugal entre 1424 y 1426; de ahí, seguramente, que no se encontrasen cuando Lope llegó y en el año que dice haber estado. Sin embargo, la manera en que continúa hace pensar que no abandonó por propia voluntad el hábito de la orden de san Benito: “Ojalá, Reverendo Padre, pueda veros pronto, aunque a mí se me haya [...] arrebatado el hábito de lana, etc”. Tratándose de una investigación en curso, me parece importante mencionar este asunto, que puede alterar la reconstrucción de la vida de fray Lope que intentamos hacer aquí si hallamos más información al respecto.
2.-En la carta #66, firmada en san Alejo en el mismo año, Lope pide a Gomes Eanes que interceda por él ante un tal Salvio “para que tome el camino de la salvación adoptando nuestros estatutos, para la propiedad y reparación de aquel monasterio. Así pues, señor, una vez haya entrado dicho señor, entrad vos también en su celda en confidencia y suplicadle en vuestro [...] exhortando en secreto a dicho hermano de parte de Lope [...] anunciad que habéis sido enviados a él y serás admitido allí. A él, Padre Mío, traedlo de vuelta a nuestro partido para que consiga su salvación, y aconsejadle y habladle. Pues se por lo que ha ordenado qué hará aquel, padre, y tememos que no haya sido ya por todos impelido a adoptar los estatutos de nuestra orden y a incorporarse a la orden de San Jerónimo y su observancia [...]”. Estamos pues ante el proceso de expansión de la orden de fray Lope en Italia.
3.-En la carta #74 se menciona el monasterio de “San Pietro ad Vincoli”, que aparece en la documentación también como “San Pietro ad Vincula”, monasterio situado en Roma que se incorporará a la orden monástica de Lope al año siguiente, en 1427. Fray Lope parece estar intentando interceder por el abad Gomes Eanes, figura importante en el intento de reforma observante de la orden benedictina en Portugal, y se refiere también a “los hermanos Jerónimos de Fiésole”. Vemos pues que existía comunicación de Lope con estos ermitaños que vivían bajo la advocación de san Jerónimo.
4.-En la carta #79, firmada en San Alejo el 17 de septiembre de 1426, fray Lope hace mención a “De Serenitate Conscientie”, “libro que tiene por nuestro”. Si es o no una obra escrita por él, intentaremos averiguarlo. Hace referencia también Lope en esta carta a sus “habituales vigilias”, características del carisma penitencial de su orden.
5.-La carta #129 está firmada en el monasterio de Agnano el 19 de diciembre de 1426. Es la primera noticia que tengo en cinco años de investigación de la existencia de este monasterio en relación a fray Lope. Inicialmente, pensé que podría tratarse de Santa María del Santo Sepulcro, en Florencia, lugar de larga relación con la Orden de San Jerónimo. Sin embargo, la nota a pie de página número 202, en la página 55, en la que se hace una breve introducción a la figura de fray Lope de Olmedo, afirma que el monasterio de San Michele di Agnano, en Pisa, se incorporó al instituto monástico de fray Lope en 1425. No tenía noticia de ello, puesto que ya tratamos anteriormente de los primeros monasterios que Lope se anexionó en Italia: Castellazzo en Milán y Quarto en Génova. Por el momento, añado el monasterio a la lista de casas de fray Lope en Italia, con la incógnita de que pueda ser el ubicado en Brembio, también de nombre San Michele, del que no me consta fecha de anexión a la orden de fray Lope. Sin embargo, al parecer Brembio se encuentra en la Lombardía, mientras que el monasterio de Agnano aparece como situado en Pisa. Estamos ante otra incógnita por resolver.
6.-En la carta #153, firmada en san Alejo el 2 de marzo de 1427, indica Lope a Gomes Eanes que “somos monjes de la Orden de San Jerónimo, con lo que debemos tener una regla, un hábito y una orden monacal”. Por una parte, es importante mencionar que, en esta carta, el término “orden” se emplea como sinónimo de “regla” y se refiere al modo de vida institucionalizado de los monjes, excepto en esta primera ocasión, en que sí hace referencia institucional a la Orden. “La orden de los monjes – prosigue Lope - consiste en vivir separados en clases subalternas, permanecer en tranquilidad, etc., y en no comer carne, y que tu comida sea [...], y perseguir la vida contemplativa sin dejar de lado la activa, y por clemencia llevar cogulla, y las reglas y vidas y [...] la tardanza a la que se suele habituar. Esa regla de San Agustín, empero, no es monacal, sino de canónigos regulares, aunque la decretal “Quod Dei timorem” [Decretales de Gregorio IX, 3.25.5] diga expresamente que los canónigos han de seguir una regla más laxa y los monjes una más estricta. Así pues, ¿cómo es posible que nosotros, siendo monjes, podamos permanecer bajo esa regla, que no es monacal, y bajo la que no vive ningún monje en el mundo? Por ello, es conveniente que nosotros tengamos alguna regla monacal, no la regla de tus frailes, porque todos los monjes son frailes, pero no en igual medida, y esa regla es solo para frailes. Por esta razón, nos hemos fijado en la orden de San Jerónimo. No querría que permitierais que, por mezcolanzas, ideas propias o novedosas, viviéramos y permaneciéramos lejos de la vía marcada por todos los santos, antiguos y modernos. Por ello, suplico a Vuestras Reverencias y a vuestra caridad que, para que en estos asuntos se honre mejor a Dios y Cristo, busquéis lo que es mejor y con el intelecto [...] estudiéis, analicéis, busquéis y encontréis lo que él quiere, y que lo que, a vuestro juicio, según Dios Padre las conciencias [...] que no se escriba, pues si analizo la regla que se hace llamar de San Jerónimo, creo que impulsa a adoptarla si es consistente. No es conveniente adoptarla si es incongruente en una parte u otra. Por vuestra parte, se habrá de analizar si conviene adoptar vuestra regla de San Benito, que siguen todos los monjes del mundo. Y no me preocupa que algunos, ignorantes, digan una cosa y piensen otra. Solo a Dios habré de tener satisfecho, y no preocupo de los hombres, porque donde no hay posibilidad no se puede hacer daño y, por lo demás, todo llegará a su debido lugar más rápido de lo que creemos.
Aparece aquí por primera vez la cuestión de que los monjes de san Jerónimo precisan una regla específica, en la que fray Lope debía estar ya trabajando, a tenor de sus palabras, y que fue aprobada por Martín V en 1428.
7.- En la carta #159, firmada en San Alejo el 23 de marzo de 1427, fray Lope afirma estar “muy ocupado con los embajadores aragoneses y otros señores importantes que ahora frecuentan a menudo nuestra casa”. Vemos a Lope en contacto con personajes políticos relevantes de su momento.
8.- En la carta #246, firmada en san Alejo el 25 de mayo de 1428, fray Lope se disculpa por la brevedad de la misiva debido a la falta de tiempo “por múltiples ocupaciones”, y notifica al abad portugués que ha intercedido por él ante el papa Martín V.
9. En la carta #251, firmada en san Alejo el 20 de junio de 1428, fray Lope menciona a Gomes Eanes una dura discusión con otro religioso al respecto de unas palabras de san Jerónimo. La autoría de la carta no está confirmada, por no estar firmada, pero la temática y el hecho de salir del monasterio de San Alejo hace pensar con bastante seguridad que se trate de una carta de Lope. Me parece oportuno e interesante reproducir sus últimas líneas para que sean leídas teniendo en mente cómo pueden ayudar a establecer un perfil psicológico o, por los menos, los rasgos más destacados de la personalidad de este vehemente monje medieval que fue fray Lope que un especialista puede extraer de sus propias palabras y que espero poder presentar más adelante: “Sobre aquel inocente Ambrosio, cuya alma considero santa, aunque me haya divertido a sabiendas a su costa en el campo de los escritos, el Altísimo sabe que ha sido sin injuria, y cuán sincera y visceralmente lo quiero como a mí mismo. Y, aunque soporté que hubiera escrito todo aquello que quería y le apetecía, incluso me reí y quedé contento, y publiqué mi risa y alegría para el regocijo de muchos. Y es que, si he considerado algunas de sus palabras precedentes, un tanto extemporáneas, como una injuria, cuando yo no lo había provocado en absoluto para que me injuriara, pues de ello me guardaba prontamente, es sin duda cierto que he podido observar que él, en su forma de escribir, ha excedido los límites de la debida reverencia y honestidad, e, incluso, si lo leyeran astutos varones, de la humildad, y, más allá de eso, dictó, escribió y transmitió cosas no del todo verdaderas en todo. Es más, le quitó la suprema gloria al santísimo Jerónimo. Y me atrevo a decirte, padre, que si la estima por Jerónimo entre los fieles, respecto a su devoción, tuviera una medida concreta (por ejemplo, 190 grados de estos grados), si las cosas que había dicho fueran verdaderas, se vería grandemente disminuida. Y quizás tú también quedarás asombrado de esto (…). Son indubitables estas cosas que te refiero y me tienen decaído. Me someto a ti respecto a las sangrientas disciplinas, para que me castigues al punto si encuentras que no he dicho la verdad, cosa que ni Aquel que vive sobre la tierra podrá negar. Y, a menos que fuese inocente, al que se ha de perdonar merecidamente, no dejaría pasar estas cosas en silencio, y habría puesto de manifiesto la ira que la carta demostraba por palabras y por hechos, tal y como a menudo acostumbramos a ordenar contra los vicios. Respecto a esto, preclaro padre, si por predicar palabras que son verdaderas no soy culpable por causa de esas palabritas (sic) de la carta, que de hecho son muy suaves, la carta es inofensiva y, lejos de toda vileza, me encomiendo repetidamente a tus santísimas oraciones y las de tus monjes. Te suplico arrodillado. Salió de San Alejo [esta carta] el 20 de junio, por mano de otro, pues el viento marino acabó con la carta de mano propia”.
Junto a las cartas enviadas por fray Lope al abad Gomes Eanes, existen en la colección otras cartas no escritas por él pero que hacen referencia a su orden monástica y sus gestiones para ayudar a Gomes Eanes intercediendo por él ante el papa Martín V. Estas cartas nos proporcionan muy valiosa información, especialmente en relación a la abadía de Santa María alle Campora o Santa María del Santo Sepulcro en Florencia, que en 1427 se unió a la orden monástica de fray Lope. Tendremos ocasión de tratar el tema con cierto detalle en la próxima entrega.
Asimismo, en el libro de la Dra. Costa-Gomes se trata - como no podía ser de otra manera estando el abad Gomes Eanes implicado en primera línea del intento de reforma observante de la orden de san Benito en Portugal - el tema de las reformas monásticas observantes. Éstas fueron movimientos de reforma en casi todas las órdenes religiosas que pretendían el retorno a los orígenes. Tanto Lorenzo Alcina (Yermo, 1964) como Timothy Schmitz (A companion to Observant reforms in the late Middle Ages and beyond, 2015) dan por hecho que la reforma que fray Lope pretendió en la Orden de San Jerónimo y que le llevó a fundar una nueva orden monástica encuentran su contexto en el movimiento observante. Ya tratamos la cuestión con cierto detalle aquí, deteniéndonos en observar lo que el proyecto de Lope compartía con otros proyectos reformistas observantes y lo que tenía de particular y propio. Pero lo que sí es cierto, como podemos observar en las cartas a Gomes Eanes, es que fray Lope de Olmedo estaba en estos años de 1426 a 1428 muy implicado y en constante comunicación con reformadores de otras órdenes religiosas, particularmente con los benedictinos.
Se observa en las cartas un movimiento vertiginoso de reformas y comunicaciones entre muy diversos personajes. Desde el ajetreado año de 1427, con Lope involucrado en múltiples asuntos referentes a su propia orden y a otras, vamos a continuar en la próxima entrega examinando las bulas que recibió ese año del papa Martín V, las vocaciones internacionales que afluyeron a su orden y la incorporación a su instituto monástico de los monasterios italianos de Santa María del Santo Sepulcro, en Florencia, y San Pedro ad Vincula, en Roma.
*Traducción de las cartas de fray Lope a Gomes Eanes realizada por Peru Amorrortu Barrenetxea .
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