Al tratar sobre el V Capítulo General de la OSH, que se celebró en 1425, fray José de Sigüenza afirma en su crónica que fray Lope aún era General de la orden el comenzar el capítulo, si bien no estuvo presente físicamente durante el mismo; a pesar de lo cual sí fue el protagonista, en cuanto que todo el Capítulo trató del diseño de una estrategia para defender a la Orden de San Jerónimo de los planes reformistas y anexionadores de fray Lope.
Fray José de Sigüenza, uno de los
principales responsables de la leyenda negra creada y difundida sobre fray Lope
de Olmedo, escribió su crónica sobre los primeros tiempos de la Orden de san
Jerónimo a finales del siglo XVI, casi 170 años después de sucedidos los
acontecimientos. Y esta crónica, como ya hemos ido indicando a medida que
deshacíamos la madeja, a pesar de ser la principal referencia para los
historiadores sobre los primeros tiempos de la Orden de San Jerónimo, está
plagada de errores y datos sin consistencia; algunos, tal vez involuntarios y
otros, parece que no tanto. Insistamos brevemente en la resolución del error de
uno de estos errores del P. Sigüenza al respecto de que Lope fue General de la
OSH durante dos trienios, entre 1418 y 1425, y la demostración documental de
Revuelta y Durán de que en 1421 Lope dejó de ser General y regresó a su
monasterio de origen, Guadalupe. Según hemos podido ver en las anteriores
entregas, Lope, tras haber renunciado a la reelección al Generalato habría
partido a Roma en 1423, habría fundado su nueva orden en 1424 y se habría
retirado a san Jerónimo de Acela, su eremitorio en la Sierra de Cazalla.
Lorenzo Alcina afirma que entre 1425 y 1426, como tendremos ocasión de ver,
fray Lope fue llamado de nuevo a Roma por el papa Martín V.
Mientras Lope fundaba su nueva
orden monástica, en la Orden de San
Jerónimo se seguían con angustia sus pasos. El V Capítulo General se celebró en el monasterio de San Bartolomé de
Lupiana entre el 7 y el 24 de mayo de 1425,
bajo la alargada sombra de fray Lope de Olmedo. Según podemos leer en la
obra de Josemaría Revuelta Somalo y José Luis Durán Múzquiz “La Orden de san
Jerónimo (1373-1430)”, se desconoce por qué este capítulo se celebró en 1425 y
no en 1424, e indican que ya se había decidido así en el capítulo de 1421,
según las actas (Act. Cap. V, fol. 32r). No figura Lope de Olmedo como General
ni aparece su nombre entre los definidores. De hecho, no aparece ningún
representante de Guadalupe, al parecer porque se trataba de un momento de
fuertes tensiones entre este monasterio y el resto de la orden, que las actas
del capítulo reflejaron.
Lo que más nos interesa aquí de
este capítulo, habida cuenta de que Lope ya había fundado su nueva orden, es la referencia que se hace por primera vez a
su pretendida reforma. Se tomaron medidas encaminadas a preservarse de las
pretensiones de fray Lope de Olmedo. En su “Libro de los Actos de los Capítulos
Generales y Privados de la Orden de San Jerónimo (1415 – 1473)”, Fernando
Pastor afirma, citando a Josemaría Revuelta, que en las actas del capítulo de 1425 “consta el gran revuelo que las
pretensiones de fray Lope ocasionaba. Se confirmó la elección del nuevo
general y fueron tomadas medidas para
protegerse de fray Lope que turbaba toda la orden”.
¿Qué ocurrió?
En el folio 26r de las actas
capitulares puede leerse textualmente lo siguiente: “Ítem, en diez e seis días
de mayo susodicho, los dichos definidores en presencia del capítulo general
pronunciaron esto que se sigue: Por cuanto a
nuestras noticias es venido ser algún rumor que fray Lope de Olmedo, doctor,
profeso del monasterio de Guadalupe, pretende haber derecho al priorazgo de
este monasterio de san Bartolomé de Lupiana, e al oficio de general e mayoría de
nuestra orden, lo cual, si así fuese, podría dende venir gran daño e
escándalo de nuestra Orden, y por ende, nos los definidores sobredichos de este
nuestro capítulo general, habidos con gran diligencia tratado y deliberación
cerca de este negocio por ciertas razones legítimas que a ello nos movieran,
las cuales no es necesario aquí declarar o exprimir, en caso que por el vigor
de la elección por él hecha por los frailes conventuales de este monasterio de
san Bartolomé, o por provisión papal, o por otra cualquier razón, o en
cualquier manera que el dicho fray Lope hubiese derecho al dicho priorazgo y
oficio de general sobredicho, o en cualquier cosa de ello, nos, por autoridad
del capítulo general, le absolvemos de la carga del dicho priorazgo e oficio de
general sobredicho e de cada cosa de ello, e le privamos de todo el derecho que
al dicho oficio o cualquier cosa de ello le competiese en cualquier manera. E
así lo pronunciamos y le sentenciamos ser privado y absuelto de todo ello e de
cada una cosa de ello, las cuales absolución e privación e denunciación
mandamos que por nuestros notarios sean escritas en los actos de este nuestro
capítulo general.
Después de esto, ante el dicho
capítulo general parescieron personalmente todos los frailes conventuales in
sacris constitutis de este dicho monasterio de san Bartolomé e todos e cada uno
por sí libremente e de su voluntad dijeron que si así fuese que el dicho fray
Lope hubiera algún derecho al priorazgo de este dicho monasterio de san
Bartolomé que por la absolución e privación de él hecha por los dichos
definidores, el priorazgo del dicho monasterio estaría al presente vaco por
virtud de la dicha absolución e privación. Por ende, que a mayor abundamiento
por esta vez renunciaban todas sus voces y traspasaban todo su derecho en los
dichos definidores del capítulo general que y presentes estaban e les dieron
todo su poder cumplido para que ellos, por virtud del dicho poder e
renunciación e traspasamiento, e por autoridad del dicho capítulo general les
proveyesen de prior”.
¿Tenía motivos la OSH para temer este “asalto” de fray Lope o, incluso,
la supresión de la orden?
Parece evidente que sí, ateniéndonos a la afirmación de Martín V en la
segunda bula promulgada a la orden de fray Lope, “Et si pro cunctorum”, en
agosto de 1424: “y no desean que se
permita que, como más relajada, esté, viva y permanezca para siempre como si
fuera de los Jerónimos dicha orden de los hermanos que solo tienen el nombre,
como se ha dicho, de san Jerónimo, pero que no siguen su vida” (…); y concedemos, por la autoridad antes dicha, a cualesquiera
de sus superiores, aunque no la hayan
pedido, plena y libre licencia de pasarse libremente a esta orden monástica
de San Jerónimo y al mismo Lope la licencia de recibir a los priores,
monjes, hermanos y monasterios susodichos que quisieran adoptar espontáneamente
esta vida y esta orden y de recibir e incorporar esta misma orden monástica,
aunque no haya pedido licencia para ello”.
El capítulo de 1425 finalizó así y quedó convocado el
próximo para 1428. Debieron ser años muy angustiosos para la Orden de San
Jerónimo, puesto que el desafío de fray
Lope de Olmedo estaba lejos de finalizar. Fray Lope había ya fundado una nueva orden monástica, pero sus planes
incluían a la OSH. Dom Norberto Caymi sitúa en el primer viaje de Lope a
Roma, en algún momento en 1424, la aprobación de una nueva regla monástica para
la orden de fray Lope y la propuesta de Martín V de que la OSH se integrara en su
instituto monástico, a lo que los jerónimos españoles respondieron enviando a
Roma una delegación para defender la legitimidad, integridad y autonomía de su
orden. Sin embargo, los datos indican que aún faltaban unos años para que esto
sucediera, pues la regla de san Jerónimo compuesta por fray Lope de Olmedo no
fue aprobada por Martín V hasta 1428, y el encuentro a tres bandas entre el
papa, Lope y los delegados jerónimos en Roma no tuvo lugar hasta finales de
diciembre de ese mismo año.
Muchos acontecimientos estaban aún por
ocurrir que tendrían a los jerónimos en vilo: fray Lope iba a expandir su
instituto monástico en Italia y el papa iba a concederle muchos otros
privilegios.
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