(V) 1404 – 1407: SIN NOTICIAS DE LOPE


El historiador es como un detective que “vive” de las “pistas”, de las pruebas que puedan confirmar sus afirmaciones, de las fuentes y evidencias que le ayuden a reconstruir la historia, que es una ciencia, con su método. Entonces, ¿qué ocurre cuando no existen fuentes para un determinado periodo? Sencillamente, que no podemos saber qué ocurrió. La buena noticia, sin embargo, es que podemos reconstruir con lo que sí tengamos al alcance los hechos lo más aproximadamente posible. En el caso de Lope de Olmedo, no he podido localizarle en ninguna fuente entre los años 1404 y 1408. Pero, incluso sin evidencias para este periodo, se abren caminos de investigación muy prometedores.

En 1403, en el Bulario de la Universidad de Salamanca aparece mencionado Lope (como dijimos en la entrega anterior) entre el personal directivo de la Universidad, como Consiliario, o Consejero, en la misma, a la edad de 33 años: “Lope González de Olmedo, abulense, legista, consiliario” (número 341); y se hace también referencia a él al interesarse la reina Doña Beatriz, viuda de Juan I, en su rótulo del 21 de octubre del mismo año; el número 335 dice: “Gracia expectativa para Lope González de Olmedo, legista salmantino (salón 21/10/1403); “Documento de Beatriz, reina de Castilla, León y Portugal, en favor de sus queridos. También, por lo que respecta a Lope González de Olmedo, clérigo de la diócesis de Ávila, que ha estudiado leyes durante cuatro años en la ciudad de Salamanca, concediéndole una gracia especial, se digne a proveer al mismo Lope la dignidad de un beneficio simple, sin que obste que en la iglesia catedralicia exista alguna porción o media porción con prestimonios o partes de prestimonios en dicha iglesia, en la ciudad y diócesis de Ávila, pendiente el cotejo [de la gracia] con el obispo, el deán y el cabildo. Otorgado en Salon-de-Provence, en la diócesis de Arles, el día duodécimo antes de las calendas de noviembre del año décimo. Se ha de abandonar después de las calendas de mayo del año mencionado (en el original en latín dice así: Rotulus dominae Beatricis, Castellae, Legionis et Portugalis reginae, pro suis dilectis. Item quatenus Lupo Gundisalvi de Olmedo, cler. dio. Abulen. Studenti in legibus per quatuor annos in studio salamantim., specialem gratiam facientes, de benef. Semplici, etiamsi dimidia vel integra portio in eccl. Cathedrali existat, cum praestimoniis et praest. Portionibus in eccl., civitate et dio. Abulen. spectante ac collationem epi., decani et capituli eidem Lupo dign. providere. Datum sallon. Arelaten. dio. Duodecimo kalendas novembris anno decimo. Ad vacatura post kalendas maji anno quo supra decimo”). Así pues, además de obtener de esta fuente la evidencia que comentamos en la anterior entrega sobre los estudios de Lope en la Universidad de Salamanca, le vemos de alguna manera relacionado con la reina Beatriz de Portugal, viuda de Juan I de Castilla.

 

No volvemos a encontrar a Lope en ninguna fuente localizada por el momento hasta el año 1408. En estos momentos, el infante Fernando de Antequera es regente junto a su cuñada Catalina de Lancaster de la Corona de Castilla durante la minoría de edad de su sobrino, Juan II. En el volumen LXVIII de las Crónicas de los Reyes de Castilla, para el año 1408 se relata el fallecimiento del Maestre de Alcántara y cómo, por medio de su Canciller, el infante Fernando solicitó a los comendadores de la Orden, al obispo de Palencia y al Papa el maestrazgo de la Orden de Alcántara para su hijo Sancho; argumentando que, con los varios hijos que tenía, no podrían estos vivir de rentas de la Corona y precisarían otras fuentes de ingresos para su sostenimiento. La petición fue aceptada y el maestrazgo de Alcántara fue para él. Sin embargo, en la Crónica de los Reyes de Castilla no se menciona el nombre del Canciller que medió por el infante para este asunto. Una situación similar se dio al año siguiente, 1409, al fallecer el Maestre de la Orden de Santiago. De nuevo, el infante don Fernando envió “al condestable don Ruy López Dávalos è a su Chanciller” a mediar para la obtención del maestrazgo de Santiago para su hijo Enrique, el cual obtuvieron. De nuevo, el Canciller del Infante es el encargado de este asunto, pero no se menciona su nombre en las Crónicas de los Reyes de Castilla.

En su ensayo divulgativo sobre Benedicto XIII del año 2002, Luis Suárez Fernández trata sobre este particular en la página 253, ofreciendo el contexto de cómo las Órdenes Militares ofrecían más ventajas que los obispados para dotar a estos hijos “segundones” de la casa real: “más dinero y más libertad, ya que no era tan rigurosa la obligación del celibato”. Asevera también Suárez que “el Papa podía hacer saltar por los aires las viejas reglas instalando a estos niños en los opulentos Maestrazgos, cosa que hizo el Papa Luna”. Sin embargo, por esta fuente, seguimos sin conocer el nombre del Canciller que medió con los comendadores, obispos y el mismo Papa. Sin embargo, Santiago González Sánchez, en su libro de 2012 Fernando I, regente de Castilla y rey de Aragón (1407-1416) afirma en la página 106 que el Canciller que obtuvo los maestrazgos de Alcántara y Santiago a petición del Infante Fernando para sus hijos fue Lope González de Olmedo. Afirma Santiago González que “una de las ocasiones en que Fernando de Antequera recurrió a los servicios de Lope de Olmedo (al que nombra como “fraile de la Orden de San Jerónimo” en un error cronológico, puesto que aún no lo era) fue “para que lograra de Benedicto XIII la provisión del maestrazgo de Santiago en su hijo, el infante don Enrique”.  El autor no menciona la fuente en que queda patente que ese canciller es “nuestro” Lope González de Olmedo, pero sí realiza la afirmación que, como vamos a ver, es sólida y contrastada, afirmada por el propio Lope en la carta citada en entradas anteriores al arzobispo de Toledo (AMG leg 63, que ilustra este texto), en la que afirma textualmente:

bien sabe la vuestra señoría cómmo en muchos e arduos negoçios yo serví lealmente a mi señor, el Rey de Aragón, a quien Dios dé Santo Paraíso, espeçialmente con el que fue papa Benedicto, quasi en quantos negoçios ovo que veer con él, que serían muy luengos de contar, ca sé que por mi industria e mi proprio motu ovo efecto de muchos dellos que le tocavan de resio su onrra e estado e la bolsa, por lo qual sabedes, señor, que la vuestra merçed ganó de él dies mill maravedíes que oviese de él toda mi vida en sus libros: los quatro de su persona, e los tres mill del maestre de Alcántara, e los otros tres mill del mestre de Santiago, sus fijos. E esto señor fesiestes e aun por vuestro motu proprio fui vos lo yo supplicar por los trabajos que yo sofrí e graçias appostolicas que gané en raçón destos dichos maestrazgos e fructos dellos, ca avierto e notorio es que por las rasones que yo fise e escriví e dispuse en Barçelona sobre la provissión del maestrazgo de Santiago el Papa proveyó per modum provissionis asas injusto a mí, señor, el maestre que oy día es e muchas otras graçias que oy día él tiene apostólicas, yo que las gané todas.

También en el año 1409 aparece mencionado Lope González como “Bachiller en leyes”; Benedicto XIII le entrega un canonicato en Segovia. Interesante dato proporcionado por Óscar Villarroel en su obra sobre las relaciones entre la monarquía y la Iglesia (nota 1355: A S Vaticano, Reg. Avin., 333, ff. 110v-112r), que nos sirve para ver que Lope no sólo trabajaba en la corte del infante Fernando, regente de Castilla, sino que, además, como clérigo, recibía beneficios y prebendas eclesiásticos.

Vamos a seguir a partir de aquí la misma estructura que hemos intentado seguir en las anteriores entregas. Tenemos los hechos, resumibles muy brevemente: Lope González de Olmedo aparece mencionado en fuentes en 1403, con alguna relación con la reina Beatriz, y no vuelve a aparecer (en ninguna fuente a la que hayamos tenido acceso) hasta 1408, vinculado ya al Infante Fernando (el de Antequera), regente de la Corona de Castilla.

Es importante constatar la fragmentación con la que hallamos rastro de Lope González de Olmedo en estos años en la documentación y la bibliografía. Será solamente a partir de su ingreso en la vida religiosa, en 1415, cuando encontremos los datos recopilados de manera más sistemática (aunque no por ello exentos de errores). En esta época de Lope licenciado en utroque (derechos civil y canónico) en la primera década del siglo XV aparece mencionado en infinidad de fuentes documentales y es citado abundantemente en bibliografía referente al Infante Fernando de Antequera, regente de la Corona de Castilla, pero de manera tan fragmentaria que la reconstrucción de los hechos aparece casi como la composición de un puzzle de muchas piezas.

A partir de aquí, podemos tratar de reconstruir los hechos y lanzar hipótesis siguiendo el rastro de las pistas que nos proporcionan las fuentes. Me gustaría centrarme en los siguientes temas concretos:

1.-Intentar reconstruir el paso de Lope del servicio de la reina Beatriz a su hijastro, el Infante Fernando, que se produjo en los años en que no tenemos información sobre Lope en las fuentes. Vimos ya cómo el historiador Víctor Muñoz afirma que “(Lope), inicialmente vinculado al entorno de la reina Beatriz de Portugal, viuda de Juan I de Castilla, habría pasado al servicio del infante Fernando”. Un muy básico esquema genealógico de las Coronas de Castilla y Aragón en esos años nos ayudará a comprender los lazos entre los distintos personajes y los movimientos de Lope:

Con el fin de buscar a Lope como con una Lupa en un ejercicio de micro-historia en estos años y los posteriores, lo más útil nos va a ser reconstruir la historia alrededor del infante Fernando de Trastámara, conocido como “el de Antequera” por la toma de la ciudad de los musulmanes en 1410; y que en 1412 pasará a ser Fernando I de Aragón, de quien Lope fue un servidor cercano. Fernando de Trastámara (1380-1416). Para el caso que nos ocupa, solamente es necesario tener en cuenta tres cuestiones del árbol genealógico:

·     Juan I de Castilla, padre de Fernando, se casó con Beatriz, hija del rey de Portugal, tras la muerte de su esposa, Leonor de Aragón, madre de sus hijos Enrique y Fernando. La proximidad en la corte castellana de Beatriz de Portugal y el infante Fernando, madrastra e hijastro, hacen factible que Lope de Olmedo pasara en un determinado momento de servir a la primera a estar al servicio del segundo.

·     Enrique, el primogénito de Juan I de Castilla, heredó la corona como Enrique III. Falleció joven y, siendo su hijo Juan menor de edad, pasaron a ser regentes de la corona de Castilla la esposa de Enrique, Catalina de Lancaster, y su hermano, el infante Fernando (el de Antequera). Fray Ignacio de Madrid menciona en la biografía de Lope de la Real Academia de la Historia que éste “fue diplomático al servicio de Enrique III de Castilla y durante la minoría de edad de Juan II, quien lo mandó luego con el mismo carácter a Génova y otros principados de Italia”. Muy interesante dato del servicio en la Corte de fray Lope entre su servicio a Beatriz de Portugal y Fernando de Antequera que no hemos podido contrastar con ninguna otra fuente, pero que se habría producido en estos años en que no poseemos documentación, entre 1404 y 1407.

·     Leonor de Aragón, la madre del infante Fernando, era hermana de Martín I de Aragón. Por esta vía materna reclamará Fernando su derecho al trono aragonés a la muerte de su tío Martín, el Humano, en 1410. 

2.-Otra pista fascinante que por el momento debe permanecer abierta se refiere al padre de Lope y su presencia en la corte castellana, tal como afirma Sophie Coussemacker; dice la historiadora francesa que el padre de Lope fue García González. Coussemacker se refiere a la carta que ya hemos mencionado de Lope al arzobispo de Toledo, fechable entre 1418 y 1420, en que “Lope da preciosas indicaciones sobre su familia y sus actividades políticas al servicio del rey de Aragón”, explicando cómo su padre depositó una renta de 6.000 maravedíes de su propio título. Al parecer, Garcia Gonzales murió poco antes que Fernando I, en 1416, y Lope apeló al arzobispo de Toledo en esta carta para que parte de las rentas paternas fueran a parar a un hermano suyo que parece ilegítimo, puesto que la madre de Lope se oponía a esta bonificación. De las rentas que Garcia Gonzales había dejado a su hijo bastardo, 100.000 maravedíes, Sophie Coussemacker deduce que Garcia Gonzales, el padre de Lope, debió estar también al servicio de los Trastámara, y que esas cantidades pecuniarias revelan que Lope perteneció a una familia muy adinerada, que debía su fortuna sobre todo al servicio al rey.

Siguiendo esta pista, hemos hallado que en el capítulo II del año cuarto del reinado de Enrique III de Castilla (1394) en las Crónicas de los Reyes de Castilla aparece citado un tal Garci González de Ferrera (Herrera) como Mariscal de Castilla del rey. Es el único personaje de ese nombre que aparece en las Crónicas que, por fechas, podría ser el progenitor de Lope. Por su importante cargo al servicio del rey, en el tomo LXVIII de la Crónica de los Reyes de Castilla se le dedican unas breves pero muy interesantes palabras al “mariscal Garcigonzález de Herrera”: “fue este Mariscal muy verdadero en su palabras; amó muchas mujeres”. No es una frivolidad el comentarlo, puesto que, sabiendo que Lope tenía al menos un hermano ilegítimo, según Sophie Coussemacker, mucho más joven que él, podría ser una pista de que este personaje fuese efectivamente su padre.

A partir de esta posibilidad de que el padre de Lope hubiera hecho fortuna al servicio del rey y su familia poseyera un fuerte potencial económico, que explicaría la realización de estudios universitarios de Lope en prestigiosas universidades y su entrada en la Corte real castellana al más alto nivel, al servicio de la reina viuda y, posteriormente, del Infante Fernando, cabe preguntarse sobre la condición de clérigo desde joven de Lope González de Olmedo. Es decir, siendo Lope hijo primogénito de sus padres, de haber sido el suyo un linaje nobiliario o muy acaudalado, la “salida” lógica de Lope no había sido la vida clerical, destinada a los hijos “segundones” como medio de subsistencia económica, como vimos que fue el caso del propio Papa Luna. Asimismo, si el padre de Lope trabajaba en la Corte en un cargo tan cercano al rey y cabe la posibilidad de que Lope pudiera haberse educado en la Corte, y que Lope pudiera haber trabajado en la misma sin “necesidad” de ser clérigo, puesto que en la Corte real trabajaban igualmente varones seglares como ordenados. Las posibilidades, entonces, son o bien que el Garcigonzalez del que hablamos no fuera el padre de Lope y su linaje no fuera importante, y por tanto Lope recibiera órdenes religiosas como medio de subsistencia económica; o que, ¿por qué no?, tuviera vocación religiosa al sacerdocio, puesto que él mismo se define en su testamento como “capellán”; es decir, que no había recibido solamente las órdenes menores, que era lo más frecuente entre quienes elegían la vida clerical como medio de subsistencia, sino que era presbítero. A pesar de la importancia capital de esta cuestión para conocer al personaje, no estamos en condiciones de saberlo. Son las limitaciones de no estar creando un personaje de ficción, sino de investigar la vida de un personaje histórico. A estas cuestiones tan interesantes sobre el intento de reconstruir la vida de una persona y conocerla en sus pensamientos, motivaciones y objetivos dedicaremos una entrega monográfica.

3.-Finalmente, cabe realizar una puntualización a la afirmación de fray Ignacio de Madrid en la biografía de Lope escrita para la Real Academia de la Historia (https://dbe.rah.es/biografias/22435/lope-gonzalez-de-costes) de que Lope trabajó en la corte pontificia de Aviñón en estos mismos años. Otros autores afirman lo mismo, seguramente siguiéndole a él. Intentemos reconstruir y aclarar brevemente este punto. En esta breve biografía que fray Ignacio traza de Lope de Olmedo en la RAH, el autor menciona, como hemos dicho, que Lope habría sido diplomático al servicio de Enrique III de Castilla y durante la minoría de edad de Juan II, quien lo mandó luego con el mismo carácter a Génova y otros principados de Italia. La minoría de edad de Juan II coincide con la regencia del infante Fernando de Aragón y de su cuñada Catalina de Lancaster. Pero si Lope también estuvo al servicio de Enrique III anteriormente, por fechas, esto descartaría en principio que en este mismo periodo hubiera sido jurisconsulto en la corte papal aviñonesa, como afirma fray Ignacio. Si bien es una cuestión sujeta a cambio si aparece documentación, teniendo lo anterior en cuenta, parece difícil que durante los años que tratamos pudiera haber estado Lope en la corte papal aviñonesa, pues su presencia es trazable de manera continuada en la Corte de Castilla. Sí sabemos, sin embargo, por otras fuentes que Lope efectivamente trabajó en la corte papal de Benedicto XIII como auditor de cuentas; pero fue en los años 1413 y 1414, como veremos en su momento. No parece, como decimos, a tenor de los datos, que lo hiciera con anterioridad. Así pues, con las fuentes de que disponemos podemos afirmar provisionalmente que lo más razonable es pensar que Lope estuvo en la corte real castellana en estos años en que adolecemos de datos, entre 1404 y 1407.

Con esta presencia de Lope en la Corte Real de Castilla daría comienzo la que consideramos como la primera de las tres vidas de Lope de Olmedo, su etapa como clérigo jurista diplomático al servicio de la Corona, de Castilla primero y de Aragón después. La segunda vida de Lope será su etapa como monje jerónimo y la tercera, su deseo en los años finales de su vida de una vida monástica penitente en el yermo. Esta idea de una división tripartita que permite un estudio en profundidad de cada una de las etapas, tan distintas, de su vida, pero que en conjunto parecen señalar un camino de progresivas conversiones a Dios, fue una propuesta “desbloqueadora” para la organización de todo el material documental hallado sobre Lope de la Dra. María Narbona, de la Universidad de Zaragoza, a quien es justo agradecer desde estas líneas.

Publicado en InfoVaticana el 5/5/2024.

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