Intentar imaginar lo que fue la Edad Media suele arrojar resultados dispares, dependiendo de a quién preguntemos. Desde Juego de Tronos hasta la saga de Tolkien, pasando por cuestiones más realmente históricas como el concepto de feudalismo, las Cruzadas y los grandes monasterios. A todas estas imágenes no sólo las diferencia el hecho de que unas son ficción con estética considerada medieval, sino que, incluso las que son realmente históricas, pueden estar separadas por cientos de años. La desproporción de la Edad Media, que podríamos situar del s. V hasta el XV (¡mil años!) en cuanto periodo historiográfico, con otros periodos, nos hace necesario concretar mucho el periodo medieval al que nos referimos cuando tratamos la figura de Lope de Olmedo. Lope fue un varón nacido en el Reino de Castilla a las puertas del Gran Cisma de Occidente, y su juventud se desarrolló a largo del mismo.
De ese apasionante contexto trataremos en una próxima entrega. Por el momento, vamos a detenernos en la prolongada y muy interesante etapa de la vida de Lope de Olmedo como estudiante universitario. Quien tenga una imagen estática de la Edad Media, como un tiempo en que las personas permanecían asentadas en sus territorios, va a quedar sorprendido de los kilómetros que recorrió este personaje.Lope de Olmedo
estudió derecho canónico en la universidad italiana de Perugia y,
posteriormente, derecho civil en la Universidad de Salamanca. Este periodo abarcaría grosso modo desde 1390 (no tenemos fechas
concretas para su periplo en Perugia, pero podemos deducirlas, como veremos) a
1403.
Estos hechos históricos contrastados por las fuentes documentales,
condensados en tres líneas, podrían ir acompañados de decenas de preguntas. Ése
es el reto de la investigación historiográfica, y también su limitación, pues
no podemos responder a aquello de lo que no tengamos confirmación en la
documentación o fuentes auxiliares de la ciencia histórica, aunque sí podamos y
debamos lanzar hipótesis y realizar algunas conjeturas.
Comencemos
por los estudios de Lope en la Universidad de Perugia, situada no muy lejos de
Asís, en la península itálica, a medio camino entre Roma y Florencia, una de las universidades italianas más antiguas y
prestigiosas, fundada en 1308. Hay evidencias suficientes en las fuentes
documentales de que Lope estudió allí. En su Historia de las órdenes monásticas, religiosas y militares y las
congregaciones seculares, de 1714, Helgot y Bullat afirman que “destinado a
los estudios, (Lope) se graduó en ambos derechos en la universidad italiana de
Perusa, donde trabó duradera e íntima amistad con Oddone Colonna, que iba a ser
el primer papa después del Cisma de Occidente, con el nombre de Martín V
(citado por Lorenzo Alzina en su artículo “Fray Lope de Olmedo y su discutida
obra monástica”, revista Yermo, 1964). El P. fray Francisco de San José afirma
también en su obra de 1743 que Lope estudió en la ciudad de Perosa, y allí trabó amistad con el
futuro pontífice Martín V. Éste será un hecho crucial en la etapa monástica de
la vida de Lope, como veremos en su momento. Norberto Caymi indica también en la biografía
de Lope, escrita en 1754, que Lope estudió en Perugia, también refiriendo que
estudió allí derecho canónico y derecho civil.
Está pues suficientemente
contrastado en las fuentes que Lope estudió derecho en Perugia. Pero veamos
ahora las principales preguntas que debemos formularnos:
·
¿Quién le envió a estudiar a Perugia y por
qué?
·
¿Qué personas estudiaban en universidades en
el último tercio del siglo XIV y qué materias se estudiaba?
·
¿Estudió Lope en Perugia derecho canónico y
derecho civil, como afirman estos autores?
Lope
mismo, en su testamento vital, datado en 1415 y conservado en el Archivo del
monasterio de Guadalupe (legajo 45), afirma: “Puesto que debo mucho, también en
el tribunal de la conciencia, a mi padre y progenitor, García González, que en
los libros y en otras áreas de mis estudios, y en otros aspectos, gastó mucho
de su peculio conmigo, en retribución de esos gastos quiero y ordeno, para
cierto alivio económico suyo (…); la villa de Olmedo, en la diócesis de Ávila,
de donde yo soy oriundo y donde viven mis antedichos progenitores”.
Lope de
Olmedo afirma que su padre gastó mucho en libros y “en otras áreas de mis
estudios”. De ahí, parece que Don Norberto Caymi deduce que fue su familia
quien le envió a cursar estudios universitarios. En este punto, sin embargo, es
necesario detenerse a considerar lo siguiente: a pesar de no disponer de
información al respecto a las fechas, sí sabemos por el Bulario de la
Universidad de Salamanca que Lope era clérigo en 1403 (“Lope González de Olmedo, clérigo de la diócesis de Ávila”, #341);
además, en su testamento vital, fechado en 1415, afirma de sí mismo: “yo, Lope
González de Cotes, doctor en leyes, familiar, comensal y capellán de nuestro
señor el papa” (Archivo del Monasterio de Guadalupe, AMG, legajo 45).
Lamentablemente, desconocemos las fechas de la admisión de Lope a las órdenes
sagradas, pero al parecer fue ordenado en Ávila, su diócesis natal, como indica
el Bulario de la Universidad de Salamanca. En tal caso, es lícito preguntarnos
si fue su familia, como afirma Caymi, quien decidió que Lope se dedicara a los
estudios universitarios, o si fue su diócesis quien le envió a estudiar puesto
que, en Perugia, primer destino universitario de Lope, cursó el bachiller en
derecho canónico. De ser así, esto no excluiría que también para su familia
estos estudios y la adquisición de libros supusieran un coste económico.
Tenemos
pues que Lope era un clérigo secular de la diócesis de Ávila que estudió en
Perugia derecho canónico. Y, ¿por qué en Perugia? Si consideramos que Lope
nació en 1370, sus años universitarios acaecieron en pleno gran Cisma de
Occidente, en que la Cristiandad estaba dividida en la obediencia a dos papas:
el de Roma y el de Aviñón. Esta obediencia no era una cuestión personal, sino
que eran los reinos los que se situaban bajo una u otra obediencia, y todos los
súbditos de ese reino quedaban automáticamente bajo la misma obediencia. Siendo
así, ¿cómo fue un clérigo castellano, obediente al papa de Aviñón, enviado a
estudiar a una universidad situada bajo obediencia italiana? No podemos por el
momento responder a esta pregunta. Lo que sí podemos es constatar que se
trataba de una de las universidades más prestigiosas del momento. Como hemos
dicho ya, esta universidad fue fundada en 1308. Ese año, el papa Clemente V
promulgó la bula Super specula, que
otorgaba al Studium de la ciudad la autorización para impartir estudios
superiores. La bula concedió a los cursos de grado de la universidad de Perugia
validez y reconocimiento universales. El reconocimiento imperial se oficializó
en 1355, cuando el emperador Carlos I concedió a la ciudad de Perugia el
derecho permanente a tener una universidad y a otorgar grados a estudiantes de
todas las naciones. Los grados que ofrecía en esta segunda mitad del siglo XIV
la universidad eran de dos campos: derecho y artes generales.
Allí
estudió Oddone Colonna en los mismos años que Lope. Colonna, perteneciente a
uno de las más importantes familias romanas, nacido en 1369 (un año antes que
Lope), se convirtió en 1417 en Sumo Pontífice de la Iglesia, con el nombre de
Martín V. ¿Cómo llegó Lope a estudiar en esta universidad junto a estudiantes
de este perfil social y eclesiástico, siendo el suyo en principio mucho más
modesto? No lo podemos saber, al no haber hallado fuentes al respecto; pero una
conjetura posible podría ser la talla intelectual del personaje, que determinó
a su obispo a enviarle a estudiar allí. A partir de aquí, es preciso considerar
dos cuestiones: la primera, sobre la íntima y duradera amistad que se forjó
entre Lope y Oddone Colonna en esos años; la segunda, sobre la incipiente
carrera eclesiástica de Lope.
El P. fray
Francisco de San José, en su obra de 1743, afirma sobre Lope y el futuro Papa
que “profesaban ambos amistad estrecha, por aber sido compañeros de aposento
quando estudiantes en la ciudad de Perosa”. Esta amistad será de gran
importancia en el futuro de las vidas de ambos, pues es este estrecho
conocimiento el que dará a Lope fácil acceso a Colonna tras ser nombrado papa, cuando
en el invierno de 1423/24 le plantee una reforma en la Orden de San Jerónimo y,
eventualmente, la fundación de una nueva orden monástica. Como obispo, Oddone
Colonna conocerá movimientos de ermitaños jerónimos en Italia y apoyará como
pontífice los movimientos reformistas en las órdenes religiosas, así que tuvo
un gran interés en los planteamientos de Lope. De su mutuo conocimiento y
amistad se deriva una confianza del papa en las capacidades de Lope que le hará
encomendarle otras tareas importantes: 1429 le nombró administrador apostólico
de la diócesis de Sevilla; le envió a Portugal a reformar a los canónigos
regulares y al Colegio Mayor de San Bartolomé en Salamanca a poner orden en su
situación. Trataremos esta cuestión en profundidad en su momento, puesto que
existe abundante documentación.
Preguntémonos
también qué pudo llevar a Lope a la vida eclesiástica. Sus biógrafos han
destacado el natural extremadamente piadoso de Lope desde su infancia, pero, a
falta de una explicación por parte del propio personaje, sólo podemos aventurar
hipótesis. No deja de ser una cuestión sumamente interesante, sobre la que vamos
a reflexionar comparándole con un gran personaje de su época, Pedro Martínez de
Luna y Pérez de Gotor, el futuro Benedicto XIII, el Papa Luna. Nos basamos para
ello en el ensayo divulgativo de Luis Suárez Fernández, Benedicto XIII, centrándonos únicamente en la cuestión clerical. No
existe unanimidad, pero se baraja como posible año de nacimiento de Pedro de
Luna 1328, en Illueca, Zaragoza, “en una rama segunda del famoso linaje de los
Luna”. Significa que don Pedro habría nacido 42 años antes que Lope y, como
tendremos ocasión de ver, fue un personaje importantísimo en su vida. Por ello
elegimos compararle con él en esta cuestión. Explica Luis Suárez que, “hijo
segundo del matrimonio de Juan Martínez de Luna y María Pérez de Gotor, Pedro
fue destinado al clero, lo que no significaba el sacerdocio, pero sí la
inserción en el sistema de beneficios rentables”. Tendría nueve años cuando
recibió la primera tonsura. “La condición de clérigo resultaba imprescindible
para una dedicación a los estudios y para la adquisición de rentas que le
permitieran sostenerse en el nivel de vida correspondiente a un miembro de tan
alta nobleza. Poderosos parientes instalados en el episcopado movieron
eficazmente sus influencias para conseguirle el arcedianato de Calatayud y dos
canonjías, destinadas a servirse por medio de vicarios pero que significaban
rentas seguras. Desde 1352 fue subdiácono, lo que le permitía disfrutar de los
privilegios inherentes al clero. Con los años fue adquiriendo importancia como
personaje curial y sus rentas fueron considerables. Disponía además de
cuantiosas rentas familiares. Fue un gran canonista y diplomático. En 1375 fue
promovido a cardenal diácono. En ningún momento mostró don Pedro de Luna
voluntad de recibir la ordenación sacerdotal; hubo de ser ordenado sacerdote y
obispo antes de que pudiera celebrarse el 11 de octubre de 1394 su coronación
como Benedicto XIII en la catedral de Aviñón”. Interesantísimo para el caso que
nos ocupa: por lo que él mismo afirma en su testamento, Lope parece haber sido
el primogénito de sus padres; así que lo lógico habría sido que heredase su
casa en el caso de haber pertenecido a una familia importante. En cambio, se decidió
por la vida eclesiástica. Aquí, nos es imposible saber si fue para labrarse una
carrera o por vocación; sabemos, como veremos más adelante, que recibió también
importantes prebendas y beneficios eclesiásticos que le permitieron mantenerse;
y sabemos también que no fue un personaje curial, sino que se dedicó a la
diplomacia como clérigo jurista en la corona de Castilla. Pero, a diferencia de
don Pedro de Luna, él sí había sido ordenado sacerdote, pues en su testamento
vital de 1415 se define como “capellán del papa”. De su carrera como
eclesiástico diplomático trataremos más adelante. Por el momento, nos interesa
especular sobre cuáles pudieron ser sus motivos para ordenarse clérigo y lo que
ello implicaba como forma de vida.
El
historiador Pau González afirma en un escrito en el blog de divulgación
medieval Renovatio Medievalium que “no todos los clérigos
fueron iguales. La ordenación era el rito sagrado a través del cual todo
clérigo quedaba constituido en la jerarquía de orden. Mediante la ordenación,
un laico pasaba a ser clérigo (por la tonsura) o un clérigo ascendía a un grado
superior. Quien quería seguir el camino de las órdenes hasta el sacerdocio,
tenía que seguir unos cursos de formación humanística y teológica en las
escuelas de nivel medio de la catedral y las situadas en las principales
ciudades de los obispados (…). Para el acceso a las órdenes se exigía una
justificación de medios de subsistencia, fundamentalmente un beneficio
eclesiástico. Además, para ser clérigo eran necesarias, al menos en teoría, las
siguientes condiciones: ser varón, libre, ser hijo legítimo, poseer ciertos
conocimientos y una carta de presentación para las órdenes sagradas. El vestido
y el comportamiento eran los signos externos de la vida clerical. Todos los
clérigos debían llevar la tonsura abierta y la barba afeitada (…). Los clérigos
gozaron de unos privilegios constantemente defendidos por la legislación
eclesiástica. Así, numerosas exenciones, privilegios e inmunidades fueron
concedidos sobre todo por los reyes a los clérigos, sus bienes y templos a lo
largo de toda la Edad Media” (https://renovatiomedievalium.wordpress.com/2019/10/03/el-clero-en-la-edad-media/ ).
Todas
estas consideraciones pueden ayudarnos a aproximarnos a cuáles pudieron ser las
motivaciones o ideales del joven Lope, pero no podemos llegarlo a saber.
Volvamos
ahora a situarnos alrededor del año 1400 y al Lope González de Olmedo estudiante
de derecho, clérigo de la diócesis de Ávila, de 30 años de edad. Como ya
dijimos, abundan las imprecisiones y las contradicciones en los documentos en
que encontramos rastros de la vida de Lope. Y aquí nos encontramos con una de
ellas, que en realidad son dos. Por una parte, las universidades en que cursó
estudios y, por otra, el hecho de que fray Francisco de San José en 1743
afirmase, y con él, la historiografía posterior, que ese fue el momento en que
Lope ingresó en la vida religiosa.
Vayamos
con la primera cuestión. Ha quedado ya probado que Lope estudió derecho
canónico en la universidad de Perugia. Son diversas las fuentes que lo
confirman. Pero nos encontramos con que fray José de Sigüenza, cronista de la
Orden de san Jerónimo, afirma que Lope y Martín V se conocieron en la
universidad de París y fueron compañeros de cámara. Como hemos visto, se trata
de un error: fueron compañeros en la universidad de Perugia, y no en París. En
esta universidad, Lope estudió solamente el bachiller en derecho canónico, contrariamente
a lo que afirma Norberto Caymi, que menciona que Lope cursó estudios de leyes in utroque en Perugia y obtuvo
posteriormente el doctorado. In utroque
significa ambos derechos, canónico y civil. Sin embargo, existe evidencia en el
Bulario de la Universidad de Salamanca, en 1403, de que Lope había sido allí
estudiante de derecho civil durante un quinquenio, y era en ese momento
consiliario de la Universidad: “Lope González de Olmedo, clérigo de la diócesis
de Ávila (#341), bachiller en leyes por Salamanca, consiliario de la
Universidad” (#423, #335, #341).
Otra
confusión, en este caso procedente de la tesis doctoral de José Luis Durán
Múzquiz sobre la Orden de los Jerónimos en los años 1415-1428, es la de situar
a Lope como estudiante de leyes (derecho canónico) en la Universidad de Aviñón
en 1394, según la lista de estudiantes aragoneses y castellanos en Aviñón recogida
en el rótulo que el Estudio de la ciudad presentó a Benedicto XIII pocos días
después de su consagración. El nombre que figura en el rótulo es el de Lope
González de Aller (#9). Es curioso, puesto que el patronímico con el que
siempre encontramos a Lope es “de Olmedo”, y él mismo emplea en su testamento
vital “de Cotes”, como hemos visto. No podemos descartar que Lope estudiase
algunos años en Aviñón entre las fechas de 1390 y 1397 (pues el Bulario de
Salamanca habla de “un quinquenio” en 1403); pero tampoco estamos en
condiciones de afirmarlo. Lo que sí podemos afirmar es que la identificación de
Lope González de Olmedo y Lope González de Aller es un error. La prueba está en
el Bulario de la Universidad de Salamanca, que los menciona como dos personajes
distintos: mientras que ya hemos visto cómo se refiere a Lope en el #341, de
Lope González de Aller refiere: “Lope González de Aller (1394), noble, canónigo
de Oviedo, estudiante de cánones en Aviñón, #226“.
En la
biografía escrita por Caymi encontramos otra afirmación errónea: en la página
9, el autor afirma que Lope obtuvo el doctorado tras sus estudios de leyes in utroque en Perugia. Sin embargo, el
legajo 69 del archivo del Monasterio de Santa María de Guadalupe, fechado el 13
de enero de 1412 y que Sophie Coussemacker considera desconocido para los
autores antiguos, muestra cómo fue iniciativa de Benedicto XIII la concesión a
Lope del título de “Doctor” en ese año: “escripturas
de frey Lope de Olmedo. De cómo fue ordenado de doctor” (AMG, leg 69). Hasta
entonces, Lope González de Cotes solo era licenciado en derecho civil y
canónico.
Veamos
para concluir con esta etapa de la vida de Lope la otra cuestión importante: su
supuesto ingreso en la vida religiosa en el año 1400. En su citada obra de 1743, el P. Francisco de
san José afirma de Lope que “tomó el hábito en este real monasterio a los
treinta años de edad poco más”. Siguiendo
a este autor, también Norberto Caymi en 1754 y Lorenzo Alcina, en su artículo
en la revista Yermo de 1964 datan el ingreso de Lope en Guadalupe en 1400.
Y también Sophie Coussemacker fecha en su tesis doctoral no publicada de 1994 la
entrada de Lope en Guadalupe en 1400 (tomo II pág 8). Pero no parece posible
que Lope entrase en esa fecha en la vida religiosa, a la luz de la abundante
documentación que constata su vida como clérigo jurista y diplomático en la
corte de Fernando de Antequera entre 1408 y 1414. Caymi ya reconoce en su
biografía de Lope esta faceta de su vida, pero no se detiene en ella y no la
hace constar cronológicamente. En 1984, José Luis Durán Múzquiz, en su tesis
doctoral no publicada dirigida por Josemaría Revuelta Somalo, afirma en cambio
que “en 1415 Lope de Olmedo ingresa en el monasterio de Guadalupe”. Ésta es la
fecha más factible, confirmada por Josemaría Revuelta tras hallar evidencia de
la participación de Lope en los prolegómenos del compromiso de Caspe, que
confirmaban que en 1412 aún no había ingresado en la vida religiosa (artículo
publicado en la revista Scripta
Theologica en 1984). El legajo 54 del archivo del Monasterio de Guadalupe
(en adelante, AMG), fechado también en 1412, repasa los privilegios recibidos
por el clérigo Lope González en iglesias de la diócesis de Segovia de parte del
papa Benedicto XIII, confirmando así la acotación de fechas posibles de entrada
de fray Lope en Guadalupe entre 1412 y 1415, año de su testamento vital (AMG
Leg 45) y profesión solemne.
Con la mención a Lope en el citado #341 del
Bulario de la Universidad de Salamanca, datado en 1403, como “Lupo Gundisalvi de Olmeto, clérigo de la
diócesis de Ávila que estudió derecho civil en la Universidad de Salamanca
durante un quinquenio, y consiliario en dicha universidad” y, en el mismo año, con
fecha del 21 de octubre, como receptor de “gracias y beneficios especiales” en
la catedral de Ávila por parte de Beatriz, reina de Castilla, León y Portugal,
podemos descartar definitivamente la entrada de Lope en la vida religiosa en
1400. En la siguiente entrega ahondaremos en los hechos y pruebas documentales
del periodo de Lope como estudiante y consiliario en la Universidad de Salamanca,
que es a su vez un tiempo importante para dicha universidad, coincidiendo con
su promoción por parte del Papa Luna.
Comentarios
Publicar un comentario